viernes, 10 de septiembre de 2010

Amistosamente


En las gradas, argentinos cabales y cariñosos nos felicitan por el Mundial y, en el descanso, con el 3-0, entreveran gags sobre el resbalón de Reina con el comentario irrefutable de que "igual, te digo, prefiero ganar el Mundial y perder este partido". Hay un punto de excesiva tranquilidad en el estadio, a pesar de las patadas de Heinze y el esfuerzo automatizado de Xabi Alonso. La primavera ha llegado por fin a Buenos Aires. Cobran diez pesos por una botella de agua. El momento más emocionante es la lluvia de confetti albicelestes inicial, que tapa el sol, y con la que se conmemora un bicentenario que Del Bosque, sabio y prudente, no estropearía nunca. El resultado acaba siendo exagerado (el resbalón, los postes, Messi). No puede jugar igual un equipo que deja a Casillas, Puyol, Sergio Ramos, Xavi y Torres fuera del campo. Pero sirve para dar una alegría a Argentina, poner a Maradona en su lugar (se juega mejor con mediocampistas y con laterales que sin ellos), terminar con el incomprensible mito de Marchena y recordar la mortalidad en una circunstancia sin peligro. Media hora después, un profesor de bajo envía el siguiente SMS (textual): "Fuiste al estadio? O te quedaste en "CASILLAS"? Jaja un abrazo".

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