jueves, 16 de septiembre de 2010

La pausa


¿Para qué sirve correr mucho todo el tiempo? La pregunta, de obvias implicaciones vitales, nace sin embargo de una experiencia modesta: haber visto el primer tiempo del Real Madrid-Ajax de ayer miércoles en un rato robado a la rutina. La velocidad, como todas las armas, es útil únicamente si se emplea oportunamente: en el fútbol, la expresión "matar moscas a cañonazos" adquiere formas variadísimas que en el último Mundial desembocaron en un consenso final alrededor de las bondades del 4-2-3-1: de la misma manera que no es lo mismo correr mucho que correr bien (la conjunción de ambos factores genera el desequilibrio: Xavi es el jugador que más kilómetros recorría en la selección española), no es lo mismo jugar con varios delanteros que marcar goles. Y ayer, en medio del asedio poco fecundo del Madrid a un Ajax menor, este descontrol quedaba plasmado en el juego de Ángel Di María, el fichaje más caro del verano blanco. Es improductivo correr mucho siempre, porque en muchas ocasiones hace falta otra alternativa y, además, se pierde toda capacidad de sorpresa. Al joven Di María le falta esa característica discreta que sólo los entrenadores veteranos incluyen entre las cuatro o cinco virtudes cardinales de un buen futbolista: la pausa. Messi ha demostrado que no es innata: se puede aprender.

(Foto cortesía del diario Abc)

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