viernes, 28 de mayo de 2010

Amistosos en Santander

Salgo de Castilla por primera vez desde que me fracturé el peroné y pruebo la dieta paleolítica en un lugar tan adecuado como Santander (la excepción es el queso picón). No ha entrado aún en la bahía el bonito del Cantábrico, pero hay sardinas y rabas y rodaballos y buen atún portugués. Energu, que me aloja, no me va a dejar irme de rositas con el asunto de la Segunda División, pero en el bar donde encuentro una Wi-Fi estupenda a la hora del aperitivo no se habla de esa Segunda División que el propio Racing de Santander ha esquivado de milagro este año, sino de Diego Milito y su segundo gol en la final de la Champions. Se habla de Milito, sin embargo, con desconfianza, y la cosa me toca de cerca: fue él el delantero de aquel Zaragoza a quien yo seguí con pasión por Buenos Aires, Mendoza y Madrid durante las temporadas que compartió con Pablo Aimar (vean, por favor, este golazo que urdieron ambos jugadores frente al Real Madrid en la primavera de 2007).
Un señor con gafas trata de meter baza en la conversación e insiste unas seis veces en que "a Milito no lo quiso nadie" y tuvo que irse al Génova cuando ese Zaragoza que contó con cinco entrenadores en una sola temporada se derrumbó y bajó a la muy balompédica Segunda División. Estoy con muletas y tratando de trabajar, así que no participo, pero me pregunto si el señor con gafas recordará las estadísticas de Milito en el Zaragoza (sólo en Liga, 14, 23 y 15 goles, respectivamente). Si el Real Madrid le ficha ahora, pagará cuatro o cinco veces más de lo que costaba hace dos años.
Al cabo del día, la dieta paleolítica se sustancia en una chuletón de potro para almorzar y frutos secos para cenar. En los televisores de las tascas echan multitud de partidos amistosos que no vemos: el régimen excluye, por ahora, compromisos menores. Podemos aguantar dos semanas más...

lunes, 24 de mayo de 2010

19 días sin fútbol

En la tarde sin fútbol del domingo, terminada ya la Primera División, me descubro participando en un rondito (sin abandonar las muletas) con niños de dos y tres años y sus padres, que son mis primos, mientras mi hermano me advierte, a lo lejos, de que estoy bastante loco. El cubalibre se ha quedado en la mesa. La pelota es infantil y apenas pesa, y mientras cometo la pequeña insensatez pienso que a la fisioterapeuta le parecerá bien: la pierna debe reactivarse entera y holísticamente. Las partes sanas tiran de las heridas, y las ganas de recuperarse hacen el resto. Según mi médico, sólo me queda una semana de cojera. Después, en la noche sin fútbol del domingo, terminada ya la Primera División, me descubro soñando con aventuras inminentes y caigo en la cuenta de que sólo van a ser 19 días sin fútbol. Apenas un interludio de partidos amistosos y aprovisionamiento masivo de cervezas.

sábado, 22 de mayo de 2010

Madrid sin Laporta

Han pasado sólo tres semanas y media desde que Mourinho le aguara la fiesta a Joan Laporta, pero  los efectos saludables de aquella resistencia numantina se nos han olvidado ya. Si celebráramos las buenas cosas de esta vida con la misma intensidad con que nos quejamos de las malas, este mundo sería maravilloso. Hoy se juega en Madrid la final de la Champions League, y la ciudad se ha levantado tranquila, bella y soleada - imaginemos la semanita que hubiésemos tenido que soportar si Bojan Krkic llega a consumar aquella jugada postrera en el Camp Nou, la final fuera Barcelona-Bayern, los periódicos tapizaran sus primeras páginas a diario con titulares del tipo "No venimos a Madrid a humillar a nadie" y aficionados evolutivamente atascados se hubiesen dedicado a llenar el ecosistema urbano de cristales rotos.

Habemus magnífico plan para esta tarde/noche de sábado.

jueves, 20 de mayo de 2010

Hemerotecas

No es el periodismo deportivo un gremio demasiado preocupado ni acosado por la hemeroteca, quizá porque no ha desaparecido todavía la idea de que los periódicos especializados o las secciones deportivas de los medios de información general son un llano agradable donde descansar la mente entre tantas crisis, ineptitudes y desastres naturales. Por ello, siguen constituyendo (con notables excepciones) tierra abonada para rumores falsos y precipitaciones varias. Todavía recordamos cómo Robinho iba a ser el mejor jugador de la historia del Real Madrid por un taconazo en su primer partido con la camiseta blanca. ¿Alguien se acuerda de las cosas que se escuchaban sobre Luis Aragonés en la radio sólo un mes antes de que conquistara la Eurocopa y España diera una lección de fútbol al mundo por primera vez en su historia? (Hoy, por cierto, sigue siendo favorita para el Mundial). No he encontrado el  vídeo sobre la improbabilidad de que los ya célebres pelos de gamba hallaran acomodo en el orificio anal del seleccionador, pero sí una perla del periodismo ciudadano que refleja el estado de ánimo durante los dos años anteriores a la Eurocopa de 2008.



Sirva esta pequeña digresión para analizar a toro pasado algunos comentarios del periodismo deportivo sobre el Atlético de Madrid durante los primeros meses de 2010. Por ejemplo, aquí. Hoy este equipo, imprevisible como el propio fútbol, es campeón de la Europa League y digno finalista de Copa. Lo que viene a subrayar, por ejemplo, que es muy pronto para descartar a Argentina en Suráfrica.

Pd. Los ojos húmedos de Agüero ayer me parecieron el preludio de un adiós.

martes, 18 de mayo de 2010

"Pedro Cifuentes, peto blanco"

En Rochela, el bar colombiano de Malasaña que últimamente hemos convertido en el salón de nuestra casa, vemos las finales de la Liga y de la Copa del Rey y nos vamos preparando para el Mundial ("esta vez sí, esta vez sí..."). Entre cervezas y bandejas paisas, un amigo me previene oportunamente contra la tentación de reinventar el pasado en este blog; dice que no vale estar todo el día recordando (o fabulando) si la tocaba bien o no, cómo llegué a jugar con dignidad hasta los 36 años, el aprendizaje defensivo, etc. Nos partimos de risa, por supuesto. Y al día siguiente, en Extremadura, mis primos me recuerdan una anécdota que, juro, había olvidado: aquella prueba con el Real Madrid infantil cuando yo tenía 11 años y Ramón Mendoza acababa de aterrizar en el Bernabeú.

Hago memoria y del cerebro empiezan a salir chispazos como truchas asustadas: yo era un niño gordito y lento, hacía frío, fuimos en excursión a la Ciudad Deportiva con mi hermano Jaime y mis primos, vimos a Antonio Maceda salir del entrenamiento en un Dos Caballos, nos metieron en un vestuario, unos señores de la edad que tenían entonces mis padres nos dieron tres o cuatro consignas ("lo importante es divertirse", "no intentéis regatear a todo el mundo"), después leyeron una lista de nombres, fueron asignando petos azules y blancos a unos niños nerviosos y silenciosos, nos llevaron a un campo de arena sin redes en las porterías.

Del partido no recuerdo lo que desde hace lustros es un gag familiar inmortal, mi hermano motivándome a gritos ("Mueve el culo, Pedro") entre las risas de mis primos. Recuerdo que había un chico rubio algo mayor, preadolescente y fuerte, que dominaba la escena absolutamente y parecía Fernando Redondo. Recuerdo que los 'ojeadores' de la edad que entonces tenían mis padres sólo nos miraron jugar los primeros veinte minutos y se retiraron después. Y sobre todo recuerdo perfectamente algo que nunca nadie me ha creído desde entonces (y han pasado 25 años): justo al final del partido me cayó un balón perdido en la banda derecha, regateé a dos niños cansados (uno hacia fuera, junto a la cal, otro pisándola hacia dentro, yo quieto, aprovechando su atolondramiento) avancé hacia la línea de fondo, miré al tendido y di medio gol a otro chico gordito que entraba en el área por el centro, desmarcado. El chaval la enchufó por bajo, fuerte, y empezó a gritar como un loco. Le vi correr hacia donde estaba yo y me dio un abrazo tremendo, entre lágrimas, como si se se hubiese ganado, quizá, un hueco en la historia.

Salí de aquella Ciudad Deportiva con el ánimo entre algodones. Según cuenta mi hermano, a la salida nos encontramos a Hugo Sánchez en un deportivo descapotable y él le pidió un autógrafo enfáticamente. "¿Cómo se pide?", respondió el mexicano. Mi hermano le miró y se marchó con la música a otra parte.

sábado, 15 de mayo de 2010

¿Le ha tratado bien el fútbol a Pablo Aimar?

Hemos estado meses (en realidad, años) buscando cada lunes si había metido algún gol, si provocó algún penalti, cuántos minutos jugó, asegurándonos de que no había recaído en los problemas de pubis, celebrando la pasión que despierta en Lisboa (la misma que generó en Zaragoza o Valencia), recordando a los amigos que fue él quien protagonizó el único instante de luz (ver el vídeo) en la atropellada clasificación de Argentina al Mundial de Suráfrica. Pasamos 2007 y 2008 recorriendo bares de Madrid y Buenos Aires para ver el partido dominical del Zaragoza (qué cosas: resultaba más sencillo en Argentina). Y aunque el descenso infernal del segundo año nos afectó tanto como una derrota de la selección, mes y medio después, cuando Rui Costa, el director deportivo del Benfica, viajó en persona a Zaragoza para ofrecerle al 'Payaso' su camiseta '10', soñamos con su regreso a la primera fila y pusimos el Mundial de 2010 como fecha de su redención definitiva. Tendría 30 años, una edad dorada para muchos futbolistas de creación. Él repetía que lo primero era estar bien en su club, y que la selección vendría después. Era cierto. La Argentina errática de Maradona comenzó a dar señales de alarma y Lionel Messi convenció a Diego de que le convocase. Necesitaba un socio. Y vinieron las alegrías inesperadas y las recompensas a tanta espera. Pero no duraron mucho: contra Perú aguantó 55 minutos, y pese a su lucidez en el campo  no recuperó ya la titularidad. Aunque este año Aimar ha sido el director de un equipo ganador de Liga y Copa en Portugal y cuartofinalista de la Europa League, Maradona anunció el lunes, por omisión, que prefiere la juventud de Javier Pastore para ser el '10' (suplente) de la albiceleste en Suráfrica.



Durante esos años, muchas personas nos han tratado de explicar que el talento no equivale a rendimiento y han acogido con simpatía y condescendencia nuestra pasión por el futbolista con mayor rapidez mental del planeta. Sin embargo, por esas cosas de la vida, no fue hasta hace un par de años, en una entrevista con Jorge Valdano en el diario Marca, cuando empezamos a asimilar la realidad: afirmaba que Pablito era un jugador "con un sensibilidad futbolística extraordinaria y un talento exquisito", pero añadía que en fútbol la continuidad es un valor "supremo" y que no puedes ser el mejor jugador del mundo si de cada cuatro meses estás uno en el fisioterapeuta. Aceptamos esas sabias palabras y nos encomendamos al Mundial de 2010, una vez operado de su osteopatía de pubis.
Y resulta que ahora, con un Aimar titular y campeón de Liga y Copa, a Suráfrica va Pastore, y resuenan las palabras del amigo que más me ha aguantado la matraca sobre este asunto: "A Aimar el fútbol no le ha tratado bien". Pablito ya no irá nunca más a un Mundial. Quizá ha llegado el momento, como ex futbolista amateur, de pasar página también en esto. De eliminar la alerta de correo de Google y desentenderme de la suerte del Benfica salvo por titulares ocasionales. Pero cuesta, porqué él sí ha tratado muy bien al fútbol, nos ha dado motivos para entusiasmarnos, y nos resistimos además a aceptar que nos hemos equivocado y que se equivoca Messi por tener a Aimar de ídolo y que se equivocó Maradona cuando dijo, allá por 2002, que Aimar era el único jugador del mundo por el que pagaría una entrada. No es fácil asumir esto. Es la primera derrota del Mundial y necesitamos unos días para recuperarnos.


Pd. Foto cortesía de Rodrigo Arangua (AFP / Getty Images)

jueves, 13 de mayo de 2010

Madridistas y madrileños





Otra vez el Río de la Plata dando alegrías a España, a Madrid, otra vez los gritos de "U-ru-gua-yo" resonando en los bares como anuncios de guerra, otra vez el "joder, teníais razón, qué bueno es el Kun" entre ruidos de cristales y patatas fritas. Dos horas después, asegurado ya su pase a la memoria colectiva, la noche nos ofrece recuerdos insólitos, como esta imagen.







Pd. Primera foto cortesía de la Agencia Efe.

martes, 11 de mayo de 2010

Superando la ficción

Me había pasado aquella tarde de domingo sin fútbol celebrando el final de mi etapa coja, puesto que el lunes era el plazo previsto para hacerme la última radiografía y empezar a apoyar el pie. (Llevo ya, de hecho, quince días sin escayola). A la mañana siguiente puse el despertador por primera vez en 57 días, me duché con mayor celeridad de la habitual, por los pasillos iba probando a posar la planta en el suelo para ir notando sensaciones, como suelen decir los deportistas lesionados, y hacía mientras tanto los cálculos mentales necesarios para mi regreso a Argentina y mi llegada en plena forma al Mundial. Dos horas después, un doctor trataba de cambiar mi cara de funeral y me explicaba que la razón de prolongar las muletas tres semanas, en contra de la estimación inicial, no es una complicación articular, sino sencillamente que el callo óseo de la soldadura necesita consolidarse un poco más para evitar algún desplazamiento futuro que corone mi madurez con una artrosis galopante en el tobillo. Para poder volver a pisar y apoyar peso sin ningún riesgo, ese callo necesita terminar de formarse. Pero la articulación está intacta, me prometen.
"Lo primero es lo primero", respondi, tragándome mi urgencia de cruzar el Atlántico y empezar a fortalecer la pierna cuanto antes, como si fuese un general que opta por rendirse ante la garantía de que se respetará la vida y la integridad de sus hombres.
Parece que este diario no será cosa de un día, y ahora el reto, increíblemente, es llegar suficientemente recuperado al Mundial.

lunes, 10 de mayo de 2010

Un domingo sin fútbol

Extranjeroyespañol recomienda (véase la discusión sobre los porteros españoles) un artículo de John Carlin que debería ser lectura obligatoria para cualquier aspirante a periodista en este mundo abierto, ruidoso y conectado que les toca vivir. Es moneda corriente criticar al periodismo, y para ello encuentro dos motivos principales:

(i) el reportero es un profesional que saca ventajas privadas de desgracias públicas (en un accidente o atentado o desastre natural, a mayor número de muertos, mayor relevancia de su pieza).

(ii) el 90% de los periodistas no nos tomamos nuestra profesión con el debido rigor, puesto que hacerlo sencillamente regular, o incluso mal, se demuestra más que suficiente para ejercer el oficio. A resultas de ello, la gente acaba cansándose de titulares manipulados, errores de bulto, omisiones, plagios, inexactitudes y exageraciones varios.

Me parece oportuna, por tanto, la exposición pública que hace el artículo de miserias no siempre evidentes para los lectores.

La primera tarde de domingo sin fútbol de mi convalecencia transcurrió con una notable parsimonia: magníficos reportajes televisivos británicos sobre Japón y sus jardines, informativos relajados, programas de cocina, trozos de entrevistas, fragmentos de partidos de baloncesto, onzas de chocolate, ausencia total de prisa.

Por la noche, de carambola, me encontré con la retransmisión del Benfica-Río Ave, último partido de la Liga de Portugal. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otro momento...

jueves, 6 de mayo de 2010

¿Qué porteros llevamos al Mundial?

Parece frío y enfadado, hay días que no para una y hace mucho tiempo que no salva partidos... La sabiduría popular le echa la culpa al pibón televisivo que le alarga las noches. Ayer cuajó un buen partido en Mallorca, pero la temporada de Iker Casillas es tan preocupante como su tendencia creciente a echar la culpa a todo el mundo de sus errores. Ni los madridistas dudan de que Víctor Valdés es el mejor cancerbero español del año. (Del Bosque se vio obligado el otro día a reconocer que "es mucho más seguro que antes"). ¿Tiene sentido mantener la titularidad de Casillas en el Mundial? ¿Sigue siendo la continuidad un valor supremo cuando hablamos de la portería de una selección campeona de Europa? Si cambiamos a Senna por Xabi Alonso, ¿por qué no sustituir a Casillas? ¿Qué argumento de peso hay para no elegir a Valdés cuando los dos centrales  sean probablemente Puyol y Piqué, sus compañeros del Barsa? ¿Hay que dejar a Reina en Inglaterra para traer a Valdés y que su enemistad no estropee el grupo? ¿Es más importante el buen rollo que Valdés para ganar un Mundial? ¿Quién debería ser el tercero en discordia: Palop, Diego López, César?
Quisiera saber qué opinan ustedes. Yo me imagino perfectamente a Casillas comiéndose un tiro cruzado de Suazo en Suráfrica y abroncando con aspavientos a los defensas para tratar de quitarse responsabilidad.

Pd. Gags

martes, 4 de mayo de 2010

Como si Madrid fuese Buenos Aires

Salgo ayer de mi segunda sesión de fisioterapia y cojo un taxi en dirección a casa. Vamos tranquilos, casi contentos, mis muletas y yo, bajando por la calle López de Hoyos en silencio, hasta que llegamos al largo semáforo de la esquina con Velázquez (la del Vip's). Un hombre de traje con el pelo blanco se enciende un cigarrillo en la acera. Es José Ángel de la Casa... "Coño, José Ángel" (y tal). Tengo tiempo para observarle detenidamente, sin prisa. Se conserva bien, pienso. Transcurre casi medio minuto. "Mira, José Ángel de la Casa", le suelto al taxista (31 años, me enteraré después) sin razón alguna. El taxista se da la vuelta, amable, y me responde que ese señor no es José Ángel de la Casa.

- "Mire, no es por nada, pero es que le he llevado en el taxi alguna vez, y ese no es José Ángel de la Casa. Tiene el pelo blanco, sí, pero aquí en la mitad", dice, agachando la cabeza, "está más calvo".

- "Pues creo que tienes razón", corrijo, "no es José Ángel de la Casa, pero se le parece bastante, ¿no?"
(...)
- "Veo que sabes quién es", añado, sorprendido. "¿De qué quinta eres?"

- "Del 79".
(...)

- "Menos mal", me río, sin motivo alguno, "porque he estado a punto de gritarle ¡¡¡Gol de Señoooor!!! ¿Te acuerdas?"

(Algo improbable, puesto que se produjo el 21 de diciembre de 1983).

El coche ya se mueve, pero el taxista se da la vuelta otra vez y me mira a los ojos sin perder la cortesía:

- "¿Que si me acuerdo del gol de Señor...? Haga un favor, si no le importa, llámeme al 66965423*. Una llamada perdida, no se la cojo".

Me mosqueo ligeramente, pero empiezo a marcar.

- "669...?"
- "65423*..."

Pasan unos segundos y escucho a José Ángel de la Casa repitiendo "¡Gol de Señor, gol de Señoooooor!" sobre un fondo de vibraciones allegro ma non troppo.

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(Madrid, 3 de mayo de 2010, 14.50 minutos)

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sábado, 1 de mayo de 2010

Frutos secos

La fisioterapeuta es encantadora, rezuma salud y está casada con el hermano de un amigo mío. Me recibe cordialmente y dedicamos 45 minutos a hablar de comida, de dieta, de mi dieta. Quiere que abandone los hidratos de carbono refinados: ni siquiera los bizcochos caseros de mi madre parecen venirle bien a mi peroné, ni a mi vida futura de ex futbolista. Me sugiere que invierta mi orden alimenticio (desayunar mucho, tratar de cenar poco) y retome la dieta paleolítica, en la que el homínido reponía fuerzas después de trabajar (de cazar): es decir, se ponía hasta las trancas por la noche. Por la mañana, fruta y frutos secos, pero sin pasarse. Carne roja, "una vez cada quince días". ¿Recuerda esta mujer que vivo en Argentina la mayor parte del año? En un momento dado, decido relajarme y seguir aprendiendo sobre la dieta pealeolítica con un afán puramente cultural. Es sólo después, en la camilla, mientras me ayuda a reconectar mi cerebro con el pie, cuando me entrego sin reservas a la fisioterapia y a su generosidad.

Por la noche, veo la cura de humildad del Barsa comiéndome una hamburguesa con patatas y bebiendo mojitos. Al día siguiente, en un Madrid relajado por el fin de la amenaza culé, pienso en mi abuelo (ya fallecido) y vuelvo al té, a las naranjas y al pan con aceite. Son 47 días sin despertador.