jueves, 10 de febrero de 2011

Toques (I)

Algo parece estar cambiando definitivamente, porque me vuelven las imágenes futbolísticas al cerebro mientras camino, conduzco o me ducho. Las hay de dos tipos: ensoñaciones y recuerdos. Entre las primeras aparecen recurrentemente las paredes, combinaciones sencillas y quirúrgicas con amigos argentinos que se desdoblan por la banda o devuelven de primera desde la frontal del área para que uno amague con disparar a puerta pero, en realidad, toque suavemente y les deje solo ante el portero. Una imagen especialmente apropiada para el fútbol 7 de Buenos Aires, donde las dimensiones del campo permiten lo que el Colorado llamaba con precisión "constante despliegue". Que un 10 reconvertido a 5 (casi por motivaciones ideológicas) (tema de otro post) llegue con 37 años cuatro o cinco veces por partido a posiciones de mediapunta en un campo de fútbol 11 (como el de Mendoza) requiere una forma física magnífica. Este es uno de mis objetivos para este año: llegar al área contraria (sin descuidar el centro) con la suficiente lucidez para no estropear varios kilómetros de esfuerzo en un segundo atropellado. (¿A lo Meireles?).

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