jueves, 7 de octubre de 2010

Al río

Para el freelance en la era digital, marcharse de vacaciones resulta casi heroico. No hablamos de las vacaciones "de un mes en Zarauz" que disfrutaban (o no) nuestros antepasados, sino de apenas diez días offline, sin antenas WIFI, haciendo las cosas que uno va a recordar cuando cumpla 90 años. Para poder viajar con un mínimo de tranquilidad mental hay que colocar varios mensajes de "Out of office", avisar a los clientes con antelación, prevenir pequeños desastres, justificarse (nadie se va de vacaciones en octubre), estar varias noches trabajando para rematar los encargos que (fieles al sr. Murphy) siempre llegan en el peor momento e, invariablemente, llegar a la última noche sin haber comprado sedal ni vino ni haber grabado determinados discos ansiados.

Pero me voy. Albricias. Voy a estar con las dos piernas metidas en un río con dorados de 5 y 6 kilos.

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