martes, 3 de agosto de 2010

La cabeza

"Ahora te tenés que sacar la lesión de la cabeza", me repite el traumatólogo, experimentado y célebre, tan acostumbrado a operar piernas que anhela gozar de más tiempos muertos, en la soledad de su consulta, para reírse con los emails de sus amigos y memorizar presentaciones pesimistas sobre la decadencia argentina en Power Point. Por las noches, entre costillares y mollejas, ex compañeros en el fútbol amateur local reviven lesiones propias y ajenas con gran generosidad y terminan (la mano apoyada en el hombro) decretándome el mismo diagnóstico: "Te tenés que sacar eso de la cabeza". Ex compañeras en el amateurismo afectivo me recomiendan, en cambio, resignación: "Te va a doler siempre que cambie el tiempo: toda la vida". Otro gran tramatólogo (y amigo), ex compañero en el amateurismo fumón madrileño, desconfía de las pesas por email y extiende una sombra aceitosa de duda sobre el rehabilitador que me prescribe ejercicios desde la cabina donde da masajes a otros pacientes. Malena pregunta: "¿seguís quebrado, papi?" Son las dos de la mañana del 31 de julio y un notable ex futbolista semiprofesional acierta a describir la situación: "A vos no te importa pagar 400 pesos en lugar de 150 si están contigo toda la hora, ¿verdad...?". "Claaaro, vos necesitás cariño, lo comprendo, necesitás cariño..."

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