miércoles, 7 de julio de 2010

Los colores a la calle


Envalentonado por la confirmación de un estilo, saco una bandera a mi balcón mendocino (una terracita pequeña y alargada donde da el sol hasta la hora de comer). Faltan 6 horas para la semifinal: en Argentina son las ocho y media de la mañana. He esperado hasta los 36 años para sacar los colores: en España, como se sabe, eso tiene menos que ver con el fútbol que con el pasado: una guerra civil dura 100 años, escribió un historiador castellano.

¿Cuánto tiempo permanecen los complejos? En el triunfo avasallador de Alemania contra Argentina el sábado pasado vi la diferencia entre una sociedad que se ha autocriticado hasta límites desconocidos y una sociedad donde el autoexamen es fundamentalmente individual: vale 100 pesos por hora y ocurre en divanes de clase media. La culpa, claro está, no es de Maradona. Maradona es un síntoma extremo, contradictorio, glorioso. Las cosas, como me dijo M., no nos las hacen los demás: nos las hacemos nosotros mismos.

En esta mañana necesariamente improductiva saco los colores a la calle y los miro desde mi silla. De reojo, vigilo el refrigerador de vinos y calculo qué quiero comprar para el partido: ejerzo de anfitrión. No quiero pensar en la final. Me concentro en Xavi, Iniesta y Xabi Alonso. España ha ido de menos a más. Hora y media para la gloria. Dos años de espera. Miles de horas de televisión y charla. Las muletas. El invierno. El móvil español, en la mesa, dispuesto para el sms transoceánico. Francamente, hoy no es un día cualquiera.

2 comentarios:

  1. Histórico!!! Me corro!!!
    Los colores hay que sacarlos siempre, no sólo cuando se juega un mundial. Analfabetos son los que juzgan.
    LLEVAR LOS COLORES DE ESPAÑA NO ES SER FACHA.
    El domingo campeones del mundo!

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  2. Analfabetos son los que juzgan, Diego. Éxtasis compartido en la distancia. Abrazo

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