lunes, 10 de mayo de 2010

Un domingo sin fútbol

Extranjeroyespañol recomienda (véase la discusión sobre los porteros españoles) un artículo de John Carlin que debería ser lectura obligatoria para cualquier aspirante a periodista en este mundo abierto, ruidoso y conectado que les toca vivir. Es moneda corriente criticar al periodismo, y para ello encuentro dos motivos principales:

(i) el reportero es un profesional que saca ventajas privadas de desgracias públicas (en un accidente o atentado o desastre natural, a mayor número de muertos, mayor relevancia de su pieza).

(ii) el 90% de los periodistas no nos tomamos nuestra profesión con el debido rigor, puesto que hacerlo sencillamente regular, o incluso mal, se demuestra más que suficiente para ejercer el oficio. A resultas de ello, la gente acaba cansándose de titulares manipulados, errores de bulto, omisiones, plagios, inexactitudes y exageraciones varios.

Me parece oportuna, por tanto, la exposición pública que hace el artículo de miserias no siempre evidentes para los lectores.

La primera tarde de domingo sin fútbol de mi convalecencia transcurrió con una notable parsimonia: magníficos reportajes televisivos británicos sobre Japón y sus jardines, informativos relajados, programas de cocina, trozos de entrevistas, fragmentos de partidos de baloncesto, onzas de chocolate, ausencia total de prisa.

Por la noche, de carambola, me encontré con la retransmisión del Benfica-Río Ave, último partido de la Liga de Portugal. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otro momento...

No hay comentarios:

Publicar un comentario